Pero la situación no ha hecho más que empeorar desde esa fecha. En 2017 el número de desnutridos en el mundo aumentó por tercer año consecutivo, llegando a 821 millones de personas. Mientras, el número de personas que padece obesidad y otras formas de malnutrición también aumenta; un cuarto de la población mundial ya se ve afectada. Países, Gobiernos e instituciones nacionales e internacionales, públicas y privadas, se reúnen por todas partes del globo para debatir, compartir y buscar la manera de acabar con estos terroríficos datos.
Una de estas iniciativas tiene lugar en Madrid esta semana. Durante este lunes y este martes, 200 parlamentarios de 80 países del mundo hacen un “meeting” en el Senado en la primera Cumbre Mundial Parlamentaria contra el Hambre y la Malnutrición. Son políticos de toda procedencia que comparten preocupaciones y reflexiones, y también ponen en común iniciativas de éxito y ofertas de colaboración para alcanzar el objetivo número 2 de la Agenda 2030 firmada en Nueva York: poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible.
La reunión ha sido inaugurada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y José Graziano da Silva, director general de la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU). En ella no se han realizado este lunes anuncios grandilocuentes, ni se ha lanzado ninguna iniciativa. Es un lugar de encuentro para promover lazos y alianzas.
"Los parlamentarios tienen un papel importante. Pueden garantizar la seguridad alimentaria situando esto en lo más alto de la agenda política porque necesitamos una legislación específica para promoverla", ha reclamado Da Silva. El director de la FAO ha destacado el éxito de las 34 alianzas nacionales e internacionales que ya existen en el mundo, sobre todo los Frentes Parlamentarios contra el Hambre en América Latina, el continente con más experiencia en este campo. Según Da Silva, este tipo de alianzas "facilita la labor a los parlamentarios y da coherencia entre legislaciones nacionales dentro de una misma región". Hugo Riche, coordinador general de este organismo, ha pedido a los parlamentarios que "no solo deben crear leyes, sino hacer que se cumplan asignando presupuestos".
Da Silva ha felicitado también a España por la reciente creación el pasado 18 de septiembre de la Alianza Parlamentaria en favor del derecho a la alimentación, una iniciativa que surge en un país donde aún no se reconoce el derecho a la alimentación explícitamente en la ley (igual que en el resto de la UE) y en un momento en el que hay 600.000 personas en situación de inseguridad alimentaria grave y otros 10,5 millones con sobrepeso.
Por su parte, Sánchez ha calificado de "sobrecogedoras" las cifras de hambrientos en el mundo y ha recalcado que, de seguir así, en 2050 llegaremos a los mil millones de afectados. El presidente ha tenido unas palabras para la infancia: 7.000 niños y niñas que se mueren cada al día por esta causa y otros 195 millones que sufren retraso en el crecimiento por una malnutrición crónica. "Serán más propensos a enfermedades, muchos no podrán ir a la escuela y quedarán atrapados en un círculo de pobreza y desigualdad".
Para Sánchez estos datos son aún más difíciles de interpretar cuando se sabe que una gestión "adecuada y sostenible" de la agricultura daría comida a todo el mundo. Porque, como ha resaltado el presidente del Senado, Pío García Escudero, no estamos ante un problema de escasez sino de mala gestión, que requiere acciones concretas y no "simples buenos deseos". "Es escandaloso que un tercio de los alimentos acaben desaprovechados o desperdiciados", ha criticado.
El presidente del Gobierno ha pedido una alianza global dirigida a armonizar la legislación de todos los países para afrontar lo que ha calificado de "desafío multilateral". "Acabar con el hambre requiere nuevas soluciones, y esto nos exige poner en práctica nuevos grupos de trabajo con Gobiernos, ciudadanía, poder legislativo... Los parlamentos nacionales desempeñan un papel fundamental mediante la formulación de leyes, la aprobación de presupuestos y la rendición de cuentas", ha concluido.
La obesidad, protagonista
El aumento de la obesidad en el mundo ha ocupado buena parte de esta primera jornada. Da Silva ha aportado estos datos: El año pasado, más de dos millones de adultos tenían sobrepeso, 679 millones de los cuales eran obesos (el 3% de la población adulta del mundo), sobre todo en África subsahariana, con ocho de los países con mayores tasas de obesidad. "Si no encontramos manera de detenerlo, el número de obesos pronto será tan alto como el número de personas que pasa hambre", ha advertido. "La comida industrializada es más barata y conveniente para el comercio internacional y eso afecta a poblaciones de países que importan la mayoría de sus alimentos, como islas del Pacífico y Caribe o los más pobres de África", ha diagnosticado Da Silva. Cada vez se consumen más alimentos procesados con pocos nutrientes y muchas grasas saturadas, azúcar y sal, más baratos y fáciles de preparar que los frescos, pero menos sanos.
El director de la FAO ha apostado por establecer sistemas que proporcionen alimentos saludables y accesibles para todos. "La obesidad debe ser tratada como un asunto público y no como un problema individual. No podemos juzgar a una madre o a una familia si un niño es obeso; el Estado debe ser responsable del bien de los ciudadanos y eso incluye el derecho a una alimentación adecuada", ha concluido.
El número de obesos pronto será tan alto como el de personas que pasa hambre
JOSE GRAZIANO DA SILVA, DIRECTOR GENERAL DE LA FAO
Muy debatida ha sido la intervención de Guido Giardi, cirujano y senador chileno, cuando ha explicado el sistema de etiquetado impulsado por su Gobierno para acabar con la publicidad engañosa sobre el contenido nutricional de los productos alimentarios."La publicidad engañosa es una violación de los derechos fundamentales de los niños", ha sentenciado, tras explicar que en su país los más pobres tienen un 157% más de obesidad que los más ricos, un 328% más de posibilidades de diabetes y un 380% más de hipertensión. Giardi ha mostrado en el hemiciclo unos cuantos paquetes de cereales comprados estos días en Madrid y cómo, pese a presentarse como saludables, incluyen dosis elevadas de azúcar.
El senador considera que enfermedades calificadas de no transmisibles como la diabetes, la hipertensión o la obesidad en realidad sí se transmiten de manera feroz a los niños desde la industria de la comida basura. Con este sistema de etiquetado, que establece sellos negros en alimentos con niveles excesivos de azúcar sal o grasas trans, se prohíbe que esos productos se publiciten en televisión, se vendan en colegios o se utilicen dibujos y señuelos atractivos para los niños. Desde la puesta en marcha de la ley, "un 68% de las personas consultadas dicen que han cambiado sus hábitos alimentarios al poder saber qué comen y un 20% de la industria reformuló sus productos para ser más saludables, sobre todo cereales y bebidas azucaradas", ha destacado.
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