viernes, 16 de noviembre de 2018

LOS ACCIDENTES LABORALES:PREVENCIÓN

El día 28 de abril se celebra el Día Internacional de la Seguridad y Salud de los Trabajadores, pero a pesar de que los índices de siniestralidad, en algunos países han bajado, en otros se mantienen en un elevado nivel, tanto en lo relacionado con accidentes de trabajo como de enfermedades profesionales. 
Por sus implicancias, la accidentabilidad laboral se convierte en un gran problema personal, social y económico. 

Es por ello que se hace necesaria la elaboración e implementación de Planes de Prevención de Riesgos Laborales, que incluya actividades, niveles involucrados, evaluación y planificación de acciones preventivas, además de establecer la formación de los trabajadores como pilar fundamental. 

La acción preventiva dentro de una empresa, integra dos componentes relevantes para la obtención de un resultado optimo: una parte tecnológica y otra psicosocial (García, 1988). 

Una adecuada gestión preventiva conlleva a una excelencia preventiva. La gestión de la prevención se fundamenta en tres pilares: La gestión – La técnica – La cultura. 

La gestión comprende el liderazgo de la dirección en materia de seguridad y salud; la cual deberá descender en cascada por toda la línea de mando; la técnica se refiere a los técnicos de prevención, tan necesarios para elaborar los planes de prevención y la implantación a través de la evaluación de los riesgos y la planificación de las distintas actividades preventivas, junto con el seguimiento de su cumplimiento; y por último la cultura que contempla la formación e información de cada uno de los trabajadores. La cultura que determina la estructura, la estrategia y los distintos procedimientos organizativos (Schein,1988) influyen en la satisfacción de los trabajadores, al igual que en la manera de relacionarse y en la percepción de las situaciones y problemas en los que existe un riesgo laboral de base o implícito. 

Se entiende por cultura la energía social que impulsa a una corporación hacia la acción, proporcionándole significado y dirección. (Filman y Saxton, 1985) 

Es responsabilidad del empresario evaluar el nivel de riesgo de un lugar de trabajo y proporcionar al trabajador el EPI correcto para el desarrollo normal de la función; pero de igual manera, el trabajador debe estar formado para el uso correcto del EPI, evitándose de esta manera accidentes y sufrimientos innecesarios, e importantes pérdidas – económicas y materiales- en caso de sufrir un accidente. 

Todo riesgo, obligación o protección a utilizar en el puesto de trabajo y en el camino que se ha de recorrer hasta el mismo, debe estar debidamente señalizado. 

La señalización es vital en el ámbito laboral; ya que por un lado protege al trabajador de las distintas agresiones externas del medio en el que realiza su labor a la vez que le orienta para llegar a la salida en caso de emergencia. Esta señalización deberá ser foto luminiscente para garantizar su funcionamiento aun sin luz y en circunstancias extremas, debiendo estar obligatoriamente certificada y homologada, como exige la ley. 

Los principales riesgos que tiene el trabajo en oficina son: 

  • Síndrome del túnel carpiano: se produce por realizar trabajos repetitivos de la muñeca, como los de trabajar con el teclado, produciéndose tal inflamación que puede llegar a invalidar a la persona. 
  • Fatiga Muscular: consiste en dolencias por posturas incorrectas durante muchas horas y muchos días, dichas contracturas pueden ser causa de baja laboral. 
  • Fatiga visual: se detecta por la visión borrosa, pero es transitoria. 
  • Excesiva carga mental: la atención a muchas cosas al mismo tiempo puede producir una carga mental que derive en ansiedad, en tal caso, el trabajador tiene la sensación de que “la máquina impone el ritmo” 
  • Edificio enfermo: en muchas ocasiones cuando se trabaja en oficinas herméticas con filtros de aire acondicionado o de calefacción sucios, o la ausencia de ambos, respirar este aire puede provocar, resfríos, irritaciones de las mucosas nasales a la vez que picazón y ardor en los ojos. 

El mantener el área de trabajo segura es algo que requiere un gran esfuerzo y formación en los distintos aspectos de la prevención que no se relacionan directamente con el trabajo, debiéndose prestar atención a las precauciones y a los distintos procedimientos de seguridad, siguiendo todas esas premisas se obtendrá un lugar de trabajo seguro para todos los trabajadores. 

Es de gran importancia prestar atención a los EPI, los cuales van a proteger muchas partes de nuestro cuerpo evitando así lesiones y heridas. 

Podemos encontrar protectores de cabeza, de ojos, oídos, manos, pies, aparato respiratorio, espalda... además de todos aquellos sistemas de protección que ayudarán a evitar tropiezos, resbalones y caídas. 

Los daños en cabeza y cuello son de los accidentes más serios, en muchos casos comprometen la vida. El uso del casco es la mejor manera de proteger la cabeza de las lesiones severas causadas por objetos que pueden caer, a la vez que ofrecen cierta protección contra descargas eléctricas. 

En ocasiones, el aire que se respira puede estar contaminado con gases tóxicos o partículas, falto de oxigeno,... por lo que se requiere un adecuado sistema de protección respiratorio y de la capacitación para su uso. 

El ruido está asociado a muchas de nuestras actividades cotidianas, y no pensamos en él como un factor de riesgo. 

Debemos proteger nuestros oídos, ya que el exceso de ruido provoca la perdida permanente de la audición, de forma gradual, casi imperceptible. 

Las manos son otra de las partes que se deben proteger cuidadosamente ya que son múltiples los trabajos que se realizan con ellas por lo que el riesgo de sufrir algún tipo de lesión es mayor, para ello disponemos de distintos tipos de guantes, aunque su uso no es recomendado en caso de trabajar con maquinas en movimiento. Tampoco debe olvidarse la protección de la piel, previniendo la tan usual dermatosis. 

Esta protección deberá ir encaminada bajo tres aspectos: 

1.- La protección mediante el EPP correspondiente. 

2.- Higiene adecuada, evitando aquellos productos que dañen la piel o bien sean exfoliantes o abrasivos. 

3.- Aplicación de cremas regeneradoras e hidratantes que ayuden a la piel a estar en las mejores condiciones posibles, ya que así mantendrán su función de escudo protector frente a las agresiones externas. 

Los pies se deberán proteger con botas reforzadas con acero en la zona de los dedos para evitar posibles lesiones en el caso de sufrir caídas de objetos o pisadas; botas de goma en trabajos con aceite, grasa, productos químicos o agua; botas reforzadas para proteger dedos, talones, tobillos, empeine, zona metatarrsiana...etc. 


UGR-UNSL-marzo/2007.


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