Quitarse el sombrero, en 1927, era una actividad de riesgo. Lo hicieron en plena Puerta del Sol tres jóvenes valientes, Margarita Manso, Concha Méndez y Maruja Mallo, musa, poeta y pintora, secundadas por dos compañeros de radicalismos artísticos y correrías madrileñas, Lorca y Dalí. Las tres convirtieron aquel gesto en una performance de la que salieron a pedradas. Ya quisiera Marina Abramovic cosechar tal éxito. El documental de Serrana Torres y Tània Balló, LasSinsombrero, se estrena el viernes en La 2 y no estaría de más que lo vieran. Trata sobre mujeres que habiendo pertenecido por actitud y obra a la generación del 27 han sido casi marginadas de los estudios dedicados a aquel grupo de jóvenes brillantes. No ha consistido sólo en el ninguneo de los académicos, tampoco sus compañeros de generación, que tantas experiencias vivieron con ellas, tienen a bien recordarlas en sus memorias. Están Rosa Chacel, María Teresa León, Maruja Mallo, Concha Méndez, María Zambrano, Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre y una vibrante Marga Gil Roësset, que con su suicidio truncó una prometedora carrera.
Poco estudiadas y poco recordadas, estas mujeres que se quitaron el sombrero irrumpieron en un mundo hecho a la medida de los hombres. La conclusión a la que intuyo nos conduce sutilmente el documental es que todavía hoy una mujer se ve obligada en demasiadas ocasiones a quitarse el sombrero para ser alguien susceptible de ser recordado no como mero adorno del simpático anecdotario de una época.
Dejar de ser la cuota o paternalmente definidas como sabiondas avispillas, qué difícil parece.
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