sábado, 17 de noviembre de 2018

LA HOMEOPATÍA por JUAN


Es un método terapéutico para la prevención, alivio o curación de enfermedades utilizando medicamentos homeopáticos.
La homeopatía es eficaz para prevenir y tratar tanto enfermedades agudas (gripe, tos, diarrea, crisis de migraña, contusiones etc.) como crónicas (alergia, dermatitis, asma, afecciones reumáticas, ansiedad etc.), en infecciones de repetición (garganta, oídos, ginecológicas, urinarias….), e incluso en cuidados paliativos (control de síntomas como dolor o estreñimiento y alivio de efectos secundarios como las nauseas de la quimioterapia...).

En homeopatía, y especialmente en enfermedades crónicas, el objetivo es ir más allá del alivio de los síntomas que van apareciendo, se busca ayudar al paciente a restablecer globalmente su equilibrio natural. Para ello, el médico homeópata en la consulta tendrá en cuenta, además de los síntomas o problemas de salud que presenta el paciente, su constitución física y su forma de reaccionar y sensaciones frente a la enfermedad, además de factores de mejoría o de empeoramiento. Por eso se dice que el tratamiento, en homeopatía, es más individualizado.

Además, estos medicamentos tienen la ventaja de que en general, no presentan contraindicaciones, interacciones medicamentosas ni efectos adversos relevantes relacionados con la toma del medicamento, por lo que se recomiendan habitualmente para todo tipo de pacientes, incluso niños, embarazadas y enfermos polimedicados.

Según el caso, estos medicamentos se utilizan solos, en exclusiva, o junto a otros tratamientos, sobre todo en enfermedades crónicas. En este caso, la utilización de los tratamientos homeopáticos asociados a

los convencionales, permite en muchos casos, bajo supervisión del especialista, reducir la medicación convencional y/o sus efectos secundarios.

Como cualquier medicamento, los medicamentos homeopáticos son de venta exclusiva en farmacias

• Fabricación y prescripción.

El medicamento homeopático se caracteriza por su método de fabricación que incluye dos etapas esenciales y le confieren su actividad: la dilución de la sustancia original y la agitación en serie. El resultado son medicamentos con muy baja o nula toxicidad, y efectos terapéuticos que se producen estimulando los propios recursos del organismo que de esta manera se fortalece.

En la actualidad el medicamento homeopático es prescrito no sólo por médicos especialistas en homeopatía sino también por médicos de atención primaria, pediatras, etc… Se estima que en el mundo existen unos 300.000 médicos especializados en esta terapéutica y que unos 400 millones de pacientes la han utilizado.

La homeopatía funciona provocando mecanismos de adaptación del organismo que le ayudan a regularse y a recuperarse.
Es importante destacar varios aspectos positivos de la homeopatía:

Para el paciente
• Es un medicamento seguro.
• Puede ser utilizado por pacientes que ya toman otros medicamentos, por embarazadas y niños.
• Involucra al paciente en el proceso de recuperación, ayudándole a tomar conciencia de su problema y tomar responsabilidad sobre su autocuidado.
• Puede darse como tratamiento exclusivo, o complementado con otros fármacos o intervenciones, o puede ser complementario a otro tratamiento principal, dependiendo de la enfermedad, de la gravedad y de la situación del paciente.

Para el profesional
• Son medicamentos sin contraindicaciones, que las reacciones adversas son muy poco frecuentes y donde no se han descrito interacciones con otros medicamentos.
• Ofrece un tratamiento integral que puede englobar la totalidad de los problemas y características del paciente.
• Tiene en cuenta la enfermedad diagnosticada y además la forma particular del paciente de reaccionar ante esta enfermedad.

• Un ejemplo real.

Un ejemplo real: la cafeína espabila. Según la homeopatía, si se toma en proporciones ínfimas, hace lo contrario: dar sueño. De ahí un preparado para dormir que se obtiene mezclando un parte de cafeína con 99 de agua. Se agita y el resultante se vuelve a mezclar con otras 99 partes de agua. Y así sucesivamente. Cada una de estas diluciones se denominan CH (Centesimal Hahnemanianna, en honor a su inventor). Existen preparados con 6 CH, 10 CH, 30 CH… En algunos casos, el resultado equivale a verter una gota de principio activo en todos los océanos del planeta. A los efectos, sería lo mismo que llenar en casa una olla con cinco litros de agua, echar un pellizco de azúcar, remover. Después, separar una cucharilla de té del líquido resultante y volver a diluirlo en una olla con otros cinco litros de agua limpios. Y repetir la operación tantas veces como se desee para terminar tomando una gota del preparado con el café del desayuno.

Sin embargo, la fórmula que usa la industria homeopática se presenta en pastillas y, entre otros comercios, se vende también en farmacias. Además, el Ministerio de Sanidad está a punto de presentar a las comunidades autónomas la orden ministerial por la que regulará su comercialización en nuestro país. Se trata de un proceso legal que se remonta a la Directiva europea sobre medicamentos de 2001, que considera como tales estas pastillas de sacarosa, a veces también lactosa, y agua, en las que en ocasiones no existen, como se ha visto, trazas del principio activo que se quiere aplicar. Fernando Frías, fundador del Círculo Escéptico, explica todo el proceso que ha seguido esta regularización en su blog La lista de la vergüenza

Tras años de lobby por parte de una industria más que lucrativa —la principal empresa comercializadora de estos productos en España, Boiron, factura 20 millones al año en nuestro país y 370 millones anuales en Francia— finalmente la normativa va a quedar de la siguiente manera.

Las comercializadoras de tratamientos de homeopatía tendrán que renovar su permiso de comercialización —a pesar de que nunca obtuvieron una autorización más que de forma temporal y quedó derogada, pero a su vez reconocida de forma implícita en una normativa de 2013—, y para ello pagarán una tasa anual de unos 90 euros si se trata de un "medicamento homeopático sin indicación terapéutica", es decir que el producto no señala qué afección pretende curar, y de unos 370 euros si es "con indicación terapéutica".

Qué quiere decir esto? Si la caja del preparado dice que está indicado para curar la gripe, como es el caso del Oscillococcinum, entonces es un "medicamento homeopático con indicación terapéutica". La última novedad de la orden ministerial, según se prevé, es que estos compuestos "con indicación terapéutica" deberán probar su efectividad con ensayos clínicos del nivel de los que se plaican al resto de medicamentos de la farmacia.

La ciencia dio por cerrado el debate hace 13 años

¿Podrán? La evidencia científica en contra de la eficacia de la homeopatía es irrefutable y hace ya 13 años que la más prestigiosa revista médica, The Lancet, dio por concluido el debate en un editorial titulado El fin de la homeopatía, en el que proponía dejar de malgastar tiempo y dinero en tratar de demostrar los efectos de una terapia que no había conseguido hacerlo en dos siglos de historia. "Cuanto más se diluyen las pruebas en favor de la homeopatía, mayor parece su popularidad", ironiza el editorial.

Aún así, se siguen realizando estudios y revisiones; la última de este mes en Cochrane que concluye que "los ensayos no muestran ningún beneficio medicinal de la homeopatía al compararse con el placebo en el tratamiento de infecciones de tracto respiratorio en niños". El propio Ministerio de Sanidad, que termina de tramitar la orden ministerial, reconoce que no cura.

Sus defensores reclaman que el agua tiene memoria, pero se trata de una memoria selectiva: de todo su recorrido vital solo guadará los principios activos de la sustancia que elija el homeópata. Pero no solo eso: estas sustancias pueden ser cualquier cosa. Diluciones de Muro de Berlín para luchar contra las sensaciones de opresión, separación y aislamiento; de radiación de teléfono móvil para paliar el (inexistente) daño de las ondas que emiten estos aparatos; de TNT (explosivo) contra la tos convulsiva; de agua del Amazonaspara armonizar los estados emocionales; de caca de perro para tratar gastroenteritis, colitis y diarreas… Entre otros casos reales recogidos por Frías en su blog.

El único efecto reconocido a la homeopatía es el placebo y hasta ahí no habría problema si la mitad de los españoles no creyera erróneamente que funciona y si muchos de estos pacientes no abandonaran los tratamientos cuya eficacia y seguridad se han probado científicamente para abrazar estos tratamientos alternativos, como sucedió con el niño de siete años que falleció en Girona por una afección respiratoria que sus padres trataban solo con homeopatía, según el fiscal del caso.

"Pero el caso es que funciona", dicen sus defensores












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