martes, 20 de noviembre de 2018

¿QUÉ ES LA HOMEOPATÍA? por Sheila el karmoudi y Fadua bachir

Es un método terapéutico para la prevención, alivio o curación de enfermedades utilizando medicamentos homeopáticos.


La homeopatía es eficaz para prevenir y tratar tanto enfermedades agudas (gripe, tos, diarrea, crisis de migraña, contusiones etc.) como crónicas (alergia, dermatitis, asma, afecciones reumáticas, ansiedad etc.), en infecciones de repetición (garganta, oídos, ginecológicas, urinarias….), e incluso en cuidados paliativos (control de síntomas como dolor o estreñimiento y alivio de efectos secundarios como las nauseas de la quimioterapia...).

En homeopatía, y especialmente en enfermedades crónicas, el objetivo es ir más allá del alivio de los síntomas que van apareciendo, se busca ayudar al paciente a restablecer globalmente su equilibrio natural. Para ello, el médico homeópata en la consulta tendrá en cuenta, además de los síntomas o problemas de salud que presenta el paciente, su constitución física y su forma de reaccionar y sensaciones frente a la enfermedad, además de factores de mejoría o de empeoramiento. Por eso se dice que el tratamiento, en homeopatía, es más individualizado.

Además, estos medicamentos tienen la ventaja de que en general, no presentan contraindicaciones, interacciones medicamentosas ni efectos adversos relevantes relacionados con la toma del medicamento, por lo que se recomiendan habitualmente para todo tipo de pacientes, incluso niños, embarazadas y enfermos poli medicados.

Según el caso, estos medicamentos se utilizan solos, en exclusiva, o junto a otros tratamientos, sobre todo en enfermedades crónicas. En este caso, la utilización de los tratamientos homeopáticos asociados a los convencionales, permite en muchos casos, .bajo supervisión del especialista, reducir la medicación convencional y/o sus efectos secundarios.

Como cualquier medicamento, los medicamentos homeopáticos son de venta exclusiva en farmacias.

¿QUÉ ENFERMEDADES PODEMOS TRATAR CON LA HOMEPATÍA? La Homeopatía es una terapéutica que estimula los propios mecanismos de curación del paciente. Se utiliza, sobre todo, para tratar afecciones menores como resfriados, gripes, toses o lesiones, pero también es muy útil a la hora de tratar afecciones crónicas.

En este sentido, cabría destacar que la Homeopatía, como una herramienta más dentro de la medicina, puede tener una función principal o complementaria. Para poder asignarle alguno de estos dos papeles, deberemos tener en cuenta la enfermedad que sufre el paciente y también al propio paciente.

En algunas ocasiones, los médicos homeópatas hemos escuchado o leído que la Homeopatía puede entrañar riesgos cuando se utiliza como tratamiento de algunas enfermedades como, por ejemplo, el cáncer. Como médicos, nuestro principal objetivo es garantizar la salud y seguridad de nuestros pacientes, y conocer las herramientas de las que disponemos, sus ventajas y sus limitaciones, nos ayuda a la hora de diseñar un tratamiento.

Hace unos meses, la Asamblea Nacional de Homeopatía hacía público un manifiesto en el que explicaba cuál era el papel de la Homeopatía en el tratamiento del paciente oncológico. En este documento, se aclaraba que el papel de los medicamentos homeopáticos en estos casos es el paliar los efectos secundarios del tratamiento principal. Hasta el momento, tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia han demostrado su eficacia a la hora de frenar o hacer remitir la enfermedad. Sin embargo, estas terapias que son necesarias provocan efectos secundarios desagradables para el paciente. Es en estas circunstancias cuando la Homeopatía puede ayudar al paciente, por ejemplo, paliando problemas dermatológicos o frenando vómitos.

Esta complementariedad del tratamiento homeopático, lejos de suponer un riesgo para el paciente, puede ayudar a su adherencia, favoreciendo la continuidad de las sesiones y permitiendo que se complete.

HISTORIA Y FUNDAMENTOS DE LA HOMEOPATÍA. El término homeopatía tiene su origen en las ideas de Christian Friedrich Samuel Hahnemann (1775-1843), un médico alemán que afirmaba que (en su época, jamás hay que olvidar el contexto) la Medicina causaba más sufrimiento que beneficio al paciente. Tras dejar la práctica de la medicina en 1794, Hahnemann utilizó por primera vez la palabra en su trabajo Indications of the Homeopathic Employment of Medicines in Ordinary Practice («Indicaciones del empleo homeopático de medicinas en la práctica ordinaria»).

La homeopatía clásica se define habitualmente como el sistema médico basado en el uso de cantidades diminutas (inifinitesimales) de sustancias que en grandes dosis producirían síntomas parecidos a los de la enfermedad que está siendo tratada. El propio Hahnemann reconocía que la idea de emplear sustancias que producen síntomas similares se le ocurrió cuando, al tomar una infusión de corteza de cinchona, experimentó síntomas parecidos a los de la malaria, enfermedad que se trataba en aquella época precisamente mediante la corteza de cinchona, rica en quinina. Irónicamente, todo parece indicar que lo que pasó es que Hahnemann sufría de alergia a la quinina.

Por otra parte, Hahnemann creía que dosis muy pequeñas de estos medicamentos causaban poderosos efectos curativos, dado que al reducir las dosis consumidas iban desapareciendo los síntomas que producían, algo perfectamente comprensible pero que Hahnemann, evidentemente, interpretó de forma errónea. De hecho, pensaba que su potencia se vería afectada por una agitación metódica y vigorosa del preparado (lo que se conoce como sucusión; Hahnemann empleaba su Biblia para golpear el recipiente que contenía la mezcla).

MEDICAMENTOS HOMEOPÁTICOS

Los medicamentos o remedios homeopáticos son elaborados mediante sucesivas diluciones en agua o alcohol, de manera que la sustancia original que produce los efectos de la enfermedad quede reducida a una cantidad infinitesimal. Los productos que se utilizan para elaborar estos remedios pueden ser de origen animal, vegetal o químicos (minerales u orgánicos). Para elaborar los medicamentos homeopáticos se sigue un proceso determinado:

.DILUCIÓN: Es la desconcentración progresiva de la sustancia. Se consigue mediante su dilución en agua o alcohol. La idea es repetir el proceso de disolución tantas veces como sea necesario, hasta que la sustancia no sea perceptible, es decir, diluir lo diluido hasta completar el proceso.

.DINAMIZACIÓN: Se debe realizar después de cada desconcentración y consiste en agitar fuertemente la disolución.

Los expertos en homeopatía defienden que para elaborar un medicamento de este tipo es necesario tener en cuenta tanto los síntomas característicos de la enfermedad como las particulares que presenta cada enfermo ante una misma patología, por lo que el primer paso que se debe tener en cuenta es la elaboración de una historia clínica detallada del paciente y la realización de todas las pruebas necesarias para un correcto diagnostico de la enfermedad. El medicamento homeopático se utiliza tanto como tratamiento único como complementario con fármacos convencionales.

¿REMEDIO EFECTIVO O EFECTO PLACEBO?

Algunos estudios han conseguido demostrar que las sucesivas disoluciones de la sustancia que provoca síntomas de diversas enfermedades terminan por hacer desaparecer por completo todo resto de la misma, por lo que el principio en el que se basa la homeopatía quedaría refutado. Sin embargo, los expertos en esta disciplina defienden su eficacia apelando al efecto memoria que posee el agua. Según esta teoría, el agua puede recordar las sustancias con las que la entrado el contacto y adquirir, en cierto modo, algunas de sus propiedades (en este caso, curar los síntomas que la sustancia, en grandes cantidades, provoca).

Otros estudios afirman que los tratamientos homeopáticos deben utilizarse de forma complementaria con los farmacológicos, ya que tendrían un efecto placebo. Los defensores de esta teoría defienden que el propio paciente puede auto influenciarse por la percepción de recibir un tratamiento de los síntomas de una enfermedad.

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